TRES AÑOS RECORRIENDO PALESTINA
Cuando tenía unos treinta años, Jesús se siente atraído por Juan el Bautista, que desde el desierto invitaba a sus paisanos a la conversión, a un profundo cambio de vida. Jesús acude a esta llamada y se encuentra con Juan, que bautizaba a las personas que deseaban caminar conforme a los deseos de Dios.
A partir de ese momento, durante unos tres años, Jesús lleva la buena noticia de la irrupción del Reino de Dios por los caminos y poblaciones de Palestina y de las regiones limítrofes. Lo hace con su palabra y con acciones que hacen el bien: sana, perdona y libera; o incluso con acciones que muestran el poder de Dios sobre la naturaleza.
El bautismo
Jesús, al oír la predicación de Juan Bautista, siente que ha llegado el momento de volcar su vida en el proyecto del Reino de Dios. Y acude al Jordán para ser bautizado. En el Bautismo se manifiesta la estrecha relación que hay entre Dios, que según el relato del evangelio le llama Hijo amado, y siente la fuerza del Espíritu.
*Reino de Dios
*Bautismo (sacramentos)
Las tentaciones
Tras el bautismo, Jesús se retira cuarenta días (tiempo simbólico) a un desierto cercano a planificar lo que va a hacer con su vida buscando la voluntad de Dios. En él surgen las tentaciones, los falsos caminos del poder, del acumular y de buscar fama y gloria. Pero los rechaza.
Llama a sus discípulos
Jesús busca enseguida compañeros para compartir con ellos la aventura de ir predicando por los caminos la buena noticia de la llegada del Reino de Dios. Los primeros serán Pedro y su hermano Andrés, luego llamará a otros más, hombres y mujeres, Aunque de entre los muchos discípulos que le siguen, doce serán nombrados por él como sus apóstoles.
*apóstol
Encuentro con la samaritana
Jesús tienen encuentros que no dejan indiferentes, siempre provoca una transformación. Un ejemplo claro es el encuentro con la mujer samaritana en el pozo de Siquem. Es un encuentro que puede provocar la polémica en su contexto histórico, pues en la sociedad de Jesús, un varón sólo habla a las mujeres en el ámbito familiar y del hogar. Además, en este caso, la mujer es samaritana, por tanto pertenece a un pueblo despreciado por el resto de los judíos.
Cura a los enfermos
Jesús cura a personas enfermas, les devuelve la salud y les perdona los pecados. En su tiempo se consideraba que las enfermedades son un castigo por los pecados cometidos por el enfermo o por sus padres. Pero el Dios de Jesús es compasivo y misericordioso.
Calma la tempestad
Jesús realiza signos de la llegada del Reino (milagros) teniendo a sus discípulos como testigos. Jesús amansa las aguas tempestuosas, calmando así el temor de los apóstoles e invitándolos a no dejarse bloquear por los miedos y tener más fe.
Los panes y los peces
Jesús, movido por la compasión hacia la gente que lo sigue, posibilita que, en la dinámica del reino de los cielos, unos pocos panes y peces se multipliquen en alimento compartido que sacia e incluso sobra.
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